Lolita Pluma – La libertad arrugada
La abuela Eugenia nos contaba que cuando salirse de lo establecido no era lo habitual y la extravagancia era motivo de escarnio, apareció un personaje (que ella conoció) singular por colorido y libre por decisión propia. Nada de ello planeado pero todo ello admirable.
Poco sabemos de su vida. El misterio rodea la vida de María Dolores Rivero Hernández (Lolita Pluma) (1904-1987) Sabemos que nació en La Isleta aunque pasó su niñez en Arucas. Sufrió de mal de amores y quizá en consecuencia algún trastorno sentimental.
Vendió chicles a los viandantes y postales a los turistas. Asombrados por los bolsos y trajes que lucía se convirtió en un icono del parque de Santa Catalina. El mismo parque al que su abuela le traía a pasear cuando bajaban a la capital. Toda una excursión, por entonces. Centro neurálgico de los carnavales, que mejor hogar para Lolita. Reina de la calle y Reina del Carnaval.
El día El día de su muerte el periódico local Canarias 7 comentaba lo siguiente:
Lolita Pluma es uno de los personajes más extravagantes, populares y entrañables que ha tenido Las Palmas de Gran Canaria. Lolita falleció el 21 de febrero, a las nueve de la noche, en el Hospital lnsular, aquejada de graves problemas estomacales y por una inflamación en el hígado. La noticia de su fallecimiento causó dolor y consternación entre sus abundantes amigos del parque de Santa Catalina. Era una enamorada de los gatos; alimentaba a todos los que se encontraba. El apodo de pluma le viene de herencia. Ya se lo llamaban a su abuelo y a su padre porque eran de los pocos que sabían escribir a plumas en aquel entonces. Se casó, se separó y se vino al parque Santa Catalina, donde se dedicó a vender flores de papel y luego sus fotografías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario