Los
gatos de Santa Gertrudis de Nivelles – 17 de marzo
Santa Gertrudis de Nivelles,
patrona de los gatos
Esta buena mujer vivió en Bélgica, allá por el siglo VII. Fue la fundadora
y primera abadesa de Nivelles. Su dura ascesis y continuados ayunos (¿quizá
algún tipo de anorexia?) debilitó sus fuerzas hasta el punto de tener que dejar
de ser abadesa con 30 años. Murió tres años después. ¿Y los gatos? Eso vino
después. En el siglo XV, Santa Gertrudis es invocada contra las invasiones
de ratones en los Países Bajos, en Alsacia y en Cataluña. O sea, que es
considerada como la santa patrona de los gatos, pero no está claro qué
piensan de ella los roedores.
La leyenda
de los ratones.
Como en buen santo medieval, no puede faltar la leyenda, y con esta santa hay varias, todas relacionadas entre sí, y con su protección sobre los viajeros y peregrinos. Ya en vida, se creó la costumbre de que los peregrinos bebiesen una copa de vino en honor de la abadesa antes de proseguir viaje. Luego de la muerte de Gertrudis y comenzando su culto, este beber a su salud, se convirtió en un signo de protección en el camino y más allá, como protección de las almas luego de la muerte hasta el cielo. Se convirtió en la santa especialmente protectora de los difuntos. Ser devoto suyo garantizaba la entrada al cielo luego de tres días. Al primero acompañaba ella, al segundo San Gabriel Arcángel, y el último día se llegaba al paraíso. Como sea, esta copa en la que se realizaba el brindis se conserva junto a las reliquias y ha pasado a ser uno de sus atributos.
Esta creencia de su protección sobre los difuntos se fundió con la creencia precristiana teutónica que veía en los ratones como las almas de los difuntos, por lo que estos animales pasaron a la iconografía de Santa Gertrudis a partir de los siglos XII-XIII. Y la iconografía, como suele suceder dio paso a patronatos y otras leyendas y devociones: el agua del pozo de Nivelles se bendecía para combatir las plagas de ratas, se bendecían panecillos para alejarlas. Curiosamente, cuando la creencia pagana se perdió en el tiempo, una nueva leyenda popular dio sentido a los ratones presentes en las imágenes de la santa: estos subían y bajaban por su báculo pero ella estaba tan absorta en la oración que no los notaba. Otras dicen que el demonio, en forma de ratón, enredaba el hilo de la rueca para hacerla enfadar y pecar, sin conseguirlo.
Como en buen santo medieval, no puede faltar la leyenda, y con esta santa hay varias, todas relacionadas entre sí, y con su protección sobre los viajeros y peregrinos. Ya en vida, se creó la costumbre de que los peregrinos bebiesen una copa de vino en honor de la abadesa antes de proseguir viaje. Luego de la muerte de Gertrudis y comenzando su culto, este beber a su salud, se convirtió en un signo de protección en el camino y más allá, como protección de las almas luego de la muerte hasta el cielo. Se convirtió en la santa especialmente protectora de los difuntos. Ser devoto suyo garantizaba la entrada al cielo luego de tres días. Al primero acompañaba ella, al segundo San Gabriel Arcángel, y el último día se llegaba al paraíso. Como sea, esta copa en la que se realizaba el brindis se conserva junto a las reliquias y ha pasado a ser uno de sus atributos.
Esta creencia de su protección sobre los difuntos se fundió con la creencia precristiana teutónica que veía en los ratones como las almas de los difuntos, por lo que estos animales pasaron a la iconografía de Santa Gertrudis a partir de los siglos XII-XIII. Y la iconografía, como suele suceder dio paso a patronatos y otras leyendas y devociones: el agua del pozo de Nivelles se bendecía para combatir las plagas de ratas, se bendecían panecillos para alejarlas. Curiosamente, cuando la creencia pagana se perdió en el tiempo, una nueva leyenda popular dio sentido a los ratones presentes en las imágenes de la santa: estos subían y bajaban por su báculo pero ella estaba tan absorta en la oración que no los notaba. Otras dicen que el demonio, en forma de ratón, enredaba el hilo de la rueca para hacerla enfadar y pecar, sin conseguirlo.